5/4/18

De cuando un juego es duro



Me gustan los juegos duros, largos y con poso. Masticar arena es mi tercer hobby y cuando eso lo traduces a un juego de mesa que me enganche consigo tocar el cielo y volver a bajar.

Empecé en esta afición jugando los clásicos y con miedo a lo complicado, a las reglas densas y largas. Con el tiempo quise probar y no sin esfuerzo y dudas conseguí tras muchas pruebas, ensayos y errores jugar al mítico República de Roma. Ese juego me quitó el miedo y me envalentonó. Si puedo con esto puedo con todo.

De ahí me lance a los 18XX. Sí, pasé de no tocar reglas densas a encender cerillas con la patilla.Hoy en día lo mismo juego el último juego de Haba con mi hijo que lo hago con lo último de Eklund.

Como muchos, jugamos a lo que podemos, cuando podemos y donde podemos, pero con los que más disfruto es con los juegos que requieren un esfuerzo para entenderlos, en los que has tenido que meter horas para aprender a jugar y una vez que lo has hecho no te lo puedes quitar de la cabeza. 

Hoy quiero quitar el miedo a lanzarse a los juegos tipo Clint Eastwood, esos juegos que mastican tabaco nada más desprecintarlos, que te cuesta mirarlos de frente por miedo a no estar a la altura.



Si estás en esto, tarde o temprano darás con alguno y te apetecerá probar. Aquí tienes varias opciones:

  • Ir con tu hermano mayor, que ya se ha pegado otras veces con ellos y que te lo explique. Es decir un veterano de guerra que tiene mil historias sobre el juego. Este es el camino fácil, el que todos habríamos querido llevar. Si tienes a alguien cerca con quien hacerlo no lo dudes, será más facil, y te evitarás los problemas de las doscientas dudas que surgen en las primeras partidas. 

  • La segunda opción, lanzarse a por ello solo. Desabróchate tres botones de la camisa. Esto va a ser duro y lo sabes, pero para eso hemos venido. Si tu camino es este, mi primer consejo es paciencia. Ese es el principal problema que tiene este tipo de juegos, las ganas de desplegarlo y jugar a la media hora de haberlo comprado. Lee tranquilo, subraya, relee y si puedes hazte tu propio resumen. El segundo consejo es que escojas el grupo de juego con cuidado. Si le sacas un 18XX a alguien que nunca ha pasado de Viajeros al Tren, muy probablemente no vuelva a acercarse a la estantería de los juegos (creedme, lo he vivido con mi mujer). Además, un grupo con ganas de jugar algo duro, que no lo haya hecho antes, tiene que tener dos convicciones: ganas y compromiso. Con esto podéis abordar lo que queráis. Ya si además escogéis un tema que controléis o que por lo menos os interese tendréis eso ganado.



Si te atrae un juego con reglas potentes estás de enhorabuena. Nunca ha habido tanta información sobre los juegos de mesa. Tienes desde video tutoriales, traducciones, hojas de ayuda de casi todo lo que hay publicado, y si es bueno y no está traducido, no te preocupes, estará tarde o temprano.

Los juegos densos ofrecen cosas muy potentes para bien y para mal. 

  • Para bien, horas de diversión, consiguen meterte en el juego y a veces el disfrute también está en indagar en las reglas, en los libros de batalla, en lo que está basado el juego e incluso en documentarme para saber a lo que juego. En mi caso, esto es en lo que más pierdo mi tiempo. Juego al juego mucho más fuera de la mesa que dentro de ella. Lo hago junto a la mesilla de noche, antes de acostarme leyéndome la novela Q de Luther Blisset que me recomendó Xabi para entender los entresijos del Here I Stand, lo veo en la película RAN, que me recomendó Imanol para ver el reflejo de lo que pudo ser el Japón de Tenkatoitsu, también cuando me leo los playbook de cualquiera de los COIN o incluso cuando voy en el coche y estoy pensando en llevar a Hannibal a las puertas de Roma. No es algo que me pase con muchos juegos, pero por lo menos a mi generalmente me pasa en aquellos que requieren un esfuerzo mayor de comprensión. 

  • Para mal:  agobio, fiebre, somnolencia.... Lo principal es tener claro que no lo vas a jugar bien al principio. Las reglas las vas a tener a mano aunque lleves un mes leyendo. Tus primeros acercamientos a las mismas pueden derivar en mareos y dolor de cabeza. No pasa nada, no desistas, Clint Eastwood no se hizo en un día y tu no vas a ser menos.



Para terminar, la duración. Si lees la descripción de un juego y ves que dura 4, 6 o incluso 12 horas, lo más normal es pensar que tienes vida más allá de los juegos de mesa, que estar seis o doce horas al rededor de una mesa es para locos. No te falta razón y no es mi intención convencerte de lo contrario, pero si eres de los que no te importa jugar dos juegos seguidos de dos horas estás en el mismo perfil que el que juega un juego largo. 

Si alguien está tentado de tirarse a la piscina aquí estoy yo para daros el último empujón.

Un saludo y gracias por leernos,








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